Nos escondimos bajo las sábanas y desaparecí de este mundo para depender del tuyo. Mi alma bailó por toda la habitación e incluso he de confesarte, que sobrepasé cualquier indice de felicidad. Rellenamos los depósitos de amor con unos doscientos besos, o más, quien sabe.
Te voy a contar otro secreto: voy a olvidar todo lo que me dijiste con la luz apagada. Ya sabes que yo soy de las que luchan contra viento y marea y no me asusta ninguna tormenta. Tengo un barco preparado dispuesto a llevarnos al fin del mundo si hiciese falta. Quizá en nuestro viaje encontremos una isla a la que volver siempre que nos odie la vida.
En donde hacer eternos los instantes y almacenar recuerdos. Porque lo siento, pero no estoy dispuesta a borrarte.
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